in PARRÒQUIA MARE DE DÉU DEL CARME
Dilluns, 07 de Maig de 2012

ELS PARES DEL P. MIHAI AVIAT ENS VISITARAN

És una bona notícia per als feligresos de les nostres parròquies. Amb motiu de la celebració de la festa de la Mare de Déu de la Unitat, el cap de setmana del 19 al 22 de maig estaran amb nosaltres els pares del benvolgut P. Mihai Diac. Fa sis anys que aquest sacerdot romanès ens va deixar per anar a la Casa del Pare, però el seu record encara és viu entre nosaltres.

Fa un parell de mesos vam recuperar providencialment l’arxiu de veu de la entrevista que li havíem fet al P. Mihai per al butlletí anual "La Nostra Comunitat". Després de diferents intervencions l’arxiu ara està digitalitzat, s'ha optimitzat el so i s'ha editat. Creiem que ha estat també providencial haver-nos fet ressò de la notícia de la vinduda dels seus pares a la nostra ciutat, a la vegada que retornava a les nostres mans el document sonor ja millorat.

Tot i que encara conserva alguna deficiència, considerem que és un valuós record del P. Mihai. per això el posem a l’abast a través de la plana web. També reproduïm la transcripció de l’entrevista tal com es va publicar a La Nostra Comunitat de l’any 2005.

 


ENTRE NOSALTRES...

El P. Mihai Diac és el sacerdot romanès que des de mitjans del passat mes d’agost comparteix l’atenció als seus compatriotes, juntament amb el P. Leonard Diac. D’una exquisida sensibilitat, procura matisar les seves expressions per a transmetre els seus punts de vista amb tacte, discreció i fidelitat. Sent la immensa responsabilitat que suposa l’acompanyament espiritual de les persones. Una vocació que es va desvetllar en ell des de ben petit.

- Háblanos de tus raíces.
Soy rumano de Moldavia, como Leonard, de la misma ciudad que se llama Bacau. Antes de venir aquí vivía en un pueblo de campesinos. Acabé mis estudios del Seminario en 1999, cuando me ordenó el señor obispo en Iasi en la fiesta de los apóstoles san Pedro y san Pablo. Después trabajé tres años en el norte de Rumania muy a gusto porqué los fieles de allí son de raíces alemanas, polacos, ucranianos y húngaros. Y tuve la oportunidad de entender cómo es posible convivir juntos gentes de distintas nacionalidades.

- ¿Cuándo nació en ti la vocación?
En mi opinión es muy importante descubrir si hay o no hay vocación para esta vida. Creo que ya desde niño sentí algo para la vida de sacerdote. Recuerdo cómo incensaba entre los árboles del jardín, y mi madre ya presagiaba que yo sería sacerdote; aquel era un signo especial. Durante casi toda mi infancia hice de monaguillo; después decidí entrar en el seminario de Iasi, donde empecé el segundo curso de mayores que comporta la elección de la modalidad de vida. Tenía catorce o quince años y ya sentía el deseo de llegar a ser sacerdote. Al ir descubriendo poco a poco esta vida, me resultó muy fácil seguirla porque los sacerdotes profesores ayudaron mucho. Allí se acostumbra a tener un sacerdote dedicado totalmente a tu vida espiritual; te puedes confesar sólo a él y te puede orientar mucho en esta dirección. Durante la adolescencia y la juventud hay muchas cosas que se transforman en la persona, en el cuerpo y en la vida espiritual; el encuentro con nuevas ideas, personas y situaciones que pueden marcar para bien o para mal. Es importante confesarse siempre a un solo sacerdote, porque te conoce bien y te puede orientar mejor.

- ¿Conociste allí al P. Leonard?
Sí, allí le conocí. Estuvimos ocho años juntos en el seminario. Yo soy un año menor que él de curso, pero un año mayor de edad. Esta es una vida muy interesante, muy bonita, porque hay muchos jóvenes que se animan. La vida con muchos jóvenes es muy dinámica y te ofrece una posibilidad original. Hay más apoyo. La soledad puede desanimar. Aquí yo no sé si podría seguir de nuevo mi formación sacerdotal, porque sólo hay seis seminaristas. Pero el hecho de que se haya reabierto el Seminario de Lleida es un signo de Dios. No se si la gente se da cuenta de que el obispo de Lleida es un hombre místico, porque es de un gran coraje abrir el Seminario cuando no hay vocaciones. Si el seminario está abierto, es más fácil poder elegir este camino. En un seminario con muchos jóvenes es más fácil; pero aquí tiene más mérito, tanto por parte del señor obispo como por parte de los jóvenes que desean seguir esta formación.

- ¿Te propusieron venir a Lleida o bien te designaron para el servicio que estás realizando aquí?
Antes te proponen y después tomas una decisión. No es obligatorio. Nadie te puede obligar porque la vida del sacerdote debe ser siempre de entrega, y si hay una obligación esta entrega no es real, no es verdadera, no puede ser total. Por eso me preguntaron antes si podía y quería venir. Y yo dije que sí.

- Qué pesó más en para aceptar esta propuesta?
El hecho de estar al servicio de la Iglesia. Pero también porque a mí me gusta trabajar con jóvenes y sabía que en el extranjero hay jóvenes que se han ido para encontrar trabajo y ganar dinero. Esto es lo que más me animó para venir aquí. Además, estuve en Alemania como estudiante y sacerdote y tenía ya una pequeña experiencia. No conocía Lleida, sólo tenía alguna referencia a través de Leonard de cómo era esta comunidad.

- ¿Y que impresión tuviste cuándo llegaste aquí?
Me impresionó mucho la vida de aquí, que es muy activa, la de los rumanos en particular. Ahora estoy muy impresionado de lo que hacen los sacerdotes españoles, catalanes, porque aunque son de edad avanzada trabajan con un espíritu muy joven y trabajan con mucho interés. Mn. Antonio Ballarín, es muy simpático.

- Como ves y como vives la realidad de esta ciudad?
Tengo la gran suerte de poder vivir con los sacerdotes de aquí en la residencia porque a mi la soledad me da miedo; y esto supone una ventaja para mi. Esta convivencia me recuerda mi vida de seminario. Allí había casi 200 seminaristas. Aquí estamos 40 sacerdotes, y tengo la gran suerte de poder vivir con ellos aquí en la residencia. Todavía no estoy demasiado implicado en la vida civil de Lleida, porque estoy muy dedicado al aprendizaje de las lenguas.

- ¿Además de Alemania conoces también otros países?
Sí, conozco muy bien el norte de Italia, la región de Turín, y el santuario donde se encuentra la Sabana Santa de Jesús. Allí estuve un mes, como sacerdote. Hice ejercicios espirituales y temas catequéticos allí. También conozco Polonia, porque cuando trabajaba al norte de Rumania había un sacerdote polaco que se dedicaba a los polacos que estaban allí; un día me invitó a ir con el a Polonia, y pasé dos semanas conociendo Cracovia, la capital cultural de Polonia.

- Eres un buen músico. ¿Qué significa la música para ti?
Si soy buen músico o no sólo pueden decir-lo quienes me escuchan. Lo que es importante en la música, es que los que cantan son hombres que están siempre abiertos a los demás y a las cosas delicadas en vida. Porque la música es una realidad artística que puede expresar tanto las emociones alegres o las penas. Yo no he seguido estudios musicales; para mí la música tan solo es una afición.

- Háblanos del futuro. De la integración de tus compatriotas, de nuestra realidad cristiana, de tus proyectos y quehaceres…
Como me decía el obispo de Iasi debo –es una obligación moral- dedicarme a los rumanos desde todos los puntos de vista. Pero dentro de lo posible quiero también animar las cosas pequeñas de aquí, que son muy importantes en esta realidad social en que vivimos todos juntos. Por ejemplo animar la música con los cantos. Si se cantara en la misa esta seria más viva, más participada. Yo me quedaré aquí tres años, de acuerdo con el compromiso inicial entre los obispos de Iasi y de Lleida.

Cuando se trata de integración, esta es posible solo para quienes tienen la posibilidad de hacerla totalmente. Lo digo porque he percibido que la gente está un poco descontenta de que los extranjeros no hablen bien catalán ni castellano. Si hay gente que trabaja en la construcción, conoce las palabras propias de su profesión: clavos ,piedra, martillo, cemento, camiones… Esta gente mayor difícilmente se podría integrarse totalmente en la realidad de Cataluña, España… Pero cuando se trata de los niños seguro que podrán integrarse mejor. Por ejemplo, hay niños rumanos que hablan muy bien catalán y castellano, y mal rumano. Esto me parece poco justo pues deberían conocer también su lengua de origen. Las lenguas son importantes para facilitar la comunicación. Los pequeños pueden integrarse un poco más; a los mayores les cuesta más; no es imposible pero si más difícil

- Si quieres añadir alguna cosa más…
Sí, sobre las cuestiones musicales. Yo solo soy un aficionado a la música. Me gusta la música gregoriana, la música medieval, las misas cantadas aunque sean a dos o tres o seis voces, y la música de los mayores músicos del mundo. Yo nunca he estudiado música; solamente en el seminario aprendí algunas cuestiones elementales, teóricas, pero nada más.

Muchas gracias por tu testimonio.